Finalmente llegó el día en el que, junto a mis amigos, decidimos hacer el viaje que todos estábamos esperando hace tiempo: viajar a Europa.
El recorrido, de aproximadamente 24 días, incluía varias ciudades importantes de Europa como Munich, Viena, Praga, Berlín, Ámsterdam, Brujas y Londres. Y si bien, todas tienen su encanto y particularidades, me quiero quedar con una de las que más me gustó e impresionó: Berlín.
Si la comparamos con el resto de las ciudades que hemos recorrido sin dudas es la menos pintoresca, o por lo menos, yo tuve esa impresión. Nos encontramos con una ciudad totalmente en construcción. Cada cuadra que caminamos, cada esquina en la que girábamos, nos dejaba la misma sensación, la de una ciudad que aún se está levantando.
Tengo que reconocer que iba predispuesto a encontrarme con historias, relatos e imágenes de lo que azotó a esta hermosa ciudad por mucho tiempo: guerras y confrontaciones; pero la realidad de estar ahí y caminar muchas de sus calles, superó mis expectativas. El hecho de estar parado frente a la Puerta de Brandeburgo (Brandenburger Tor) y contemplar que, no hace mucho tiempo atrás, ese lugar era el epicentro del fin de la Segunda Guerra Mundial y la caída del Muro, me hizo reflexionar y entender cuál era el encanto particular de Berlín: su resurgimiento.
Para comenzar con la recorrida en Berlín había que conseguir hospedaje, y sin dudas el hostel elegido fue el mejor que nos tocó en nuestra recorrida por Europa. Fuimos al ONE80 Hostel.
Ubicado muy cerca de Alexanderplatz y con una tarifa que ronda los 15 euros, nos encontramos con una habitación muy confortable y con baño propio. Además, por la tardecita el bar es lugar de encuentro para tomar algo y conocer gente, y ciertos días de la semana el boliche del hostel (SI, tiene boliche!), te da otra opción para divertirte durante la estadía.
Casi que el punto obligado de visita en Berlín es la Puerta de Brandeburgo. Desde el hostel, es muy fácil encontrar la calle Unter Den Linden. Las 35 cuadras de diferencia que separan ambos puntos merecen ser caminadas para entender de qué se trata la ciudad. Muchos de los edificios históricos que se encuentran sobre Unter Den Linden están en reconstrucción/remodelación, y no tengo dudas que si tuviera oportunidad de volver en un año, el escenario sería completamente diferente.
No es casualidad que al llegar a la Puerta nos encontremos rodeados por las embajadas de EEUU, Gran Bretaña y Francia, algo que sin duda marca y nos recuerda la victoria de los Aliados sobre la Alemania de Adolf Hitler. La Unión Soviética fue otro gran vencedor de la Guerra, y entre las 4 naciones se distribuyeron el territorio de la ciudad Berlín. Es por ello que encontraremos una Berlín occidental y una Berlín Oriental.
Otro punto que merece ser visitado es el “Monumento de Judíos Asesinados en Europa” (”Denkmal für die ermordeten Juden Europas”). A solo dos cuadras de la Puerta de Brandeburgo, esta manzana de bloques de concreto de diferentes tamaños, tiene como propósito recordar a todas las víctimas judías durante la Segunda Guerra Mundial.
Queda en cada uno poder interpretar lo que el arquitecto Peter Einseman intentó representar con esta obra. Vale la pena cruzar de punta a punta la manzana, e ir recorriendo a libre albedrío los senderos que los bloques generan. Lo más notorio, es que al comenzar, los bloques son de baja altura y a medida que nos acercamos al centro, comienzan a crecer hasta taparnos absolutamente, con sombras de por medio, para luego comenzar a decrecer nuevamente cuando alcanzamos la otra punta de la manzana.
La versión más aceptada, es que este Memorial refleja la opresión que sufrieron los judíos, y como fueron “pisados” por el régimen de Hitler. En la misma manzana y bajo tierra se despliega un museo gratuito, donde pueden verse imágenes, relatos, videos e incluso buscadores para conocer la historia de cada víctima. Sin dudas merece ser visitado.
Para relajar un poco luego de tanta historia, y disfrutar de un espectáculo del cual soy amante, me dirigí por la noche al Estadio Olímpico (escenario de la final de la Copa del Mundo del 2006) para ver fútbol y al equipo de la ciudad: Hertha de Berlín. La entrada costó 19 euros y por ese valor conseguimos un lugar para ver el partido cómodamente, y en un estadio increíble. Me llamó mucho la atención la pasión de los hinchas (esperaba algo más “frío”). Sin dudas disfruté mirar el partido con una cerveza y una típica salchicha alemana, mejor imposible.
Volviendo a los hechos históricos, y a lo que más me cautiva de esta ciudad, decidí comenzar a explorar y buscar evidencia de lo que constituyó el Muro de Berlín. Para ello hay dos puntos que recomiendo visitar.
Uno puede ser encontrado en el centro conmemorativo “Muro de Berlín” (Bernauer Straße 119). Allí claramente se identifican los dos paredones, con el espacio central y torre de vigilancia, que en su conjunto constituían el famoso Muro. Sinceramente, siempre pensé que era un solo muro, y mucho más alto de lo que en realidad es (3 metros aprox.). Realmente lo difícil no era treparlo, sino cruzarlo; ya que el trayecto que separaba los dos paredones era celosamente vigilado desde las distintas torres. Es así que muchas personas han sido asesinadas y quedaron en el intento de cruzarlo.
El otro punto de interés, y mucho más pintoresco si se quiere, ya que los muros han sido “decorados” con diversos graffitis, es el “East Side Gallery”. Un lado del muro permite la libre expresión, y pueden encontrarse diversos dibujos, firmas, representaciones, etc. El otro lado está algo más “regulado” y solo permite graffitis autorizados.
Otro atractivo de Berlín es el Reichstag (Parlamento Alemán). Luego de sufrir un incendio en 1933, y severos ataques durante la Segunda guerra mundial, fue reconstruido durante la década del 60.
Las últimas obras de remodelación fueron concebidas en los 90´s gracias al arquitecto Norman Foster. El aspecto más destacado visualmente es la cúpula que tiene en su centro. El hecho de que sea vidriada tiene una interpretación: los gobernantes pueden ser visualizados en sus sesiones y así entregarle transparencia al pueblo al cual representan.
Las visitas al Reichstag son gratuitas. Solo hace falta inscribirse en el sitio, y así disfrutar de un audio-guía, que no solo te contará la historia del Reichstag, sino que también te hará descubrir los principales sitios de interés de Berlín con la hermosa vista que se obtiene desde la cúpula hacia la ciudad.
Si bien en el TierGarten (muy cerca de la Puerta de Brandeburgo) hay un sitio dedicado a la conmemoración de los soviéticos caídos durante la guerra, existe otro lugar que realmente me llamó mucho la atención y me impresionó.
En la parte comunista de la ciudad y más allá del East Side Gallery, nos encontramos con un parque (Treptower Park), en el cual se han enterrado alrededor de 7.000 soviéticos que han sido derrotados en combate. Este sitio, con un silencio abrumador, tiene la intención de recordar a los que lucharon por la paz en el mundo y contribuyeron a la caída del régimen de Hitler.
En uno de los extremos puede verse el retrato de la libertad: un soldado soviético rompe con su espada una esvástica (símbolo nazi) y eleva en sus brazos a una niña alemana, marcando el fin de la Guerra.
Sin dudas no alcanza este simple relato para reflejar todo lo que ofrece y tiene Berlín para los visitantes. Sin embargo, quizás pueda encender la llama de interés a aquel viajero que quiera descubrir la historia viva que Berlín respira en cada una de sus esquinas.