Finalmente, y tras haber realizado el recorrido más asombroso que jamás realicé, finalizamos el paseo histórico de Egipto con 3 días de descanso en las playas del Mar Rojo de Sharm-el-Sheikh. La zona se encuentra en la península del Sinaí al Este del país, y poco tiene que ver con el resto de Egipto. Es más, ya con salir del aeropuerto uno puede imaginar que llegó a otro país.
Se va dejando de lado lo antiguo, la historia, los templos y tumbas, para dar lugar a lo moderno, a la playa, a los pubs y restaurantes, a la noche y a muchas otras facilidades dispuestas para los turistas. De hecho, yo me esperaba un pueblo más chico y no tan movido como lo que encontré. Imaginen que hasta cuenta con una de las discotecas más a famosas a nivel mundial: Pacha.
De la zona de Sharm-el-Sheikh elegimos Naama Bay para hospedarnos ya que habíamos tenido buenas recomendaciones de este sitio. Las playas son hermosas, quizá no tanto la arena (no es tan fina), pero el agua es de lo más cristalino que conocí. Uno puede ingresar en el agua hasta el nivel de los hombros y así y todo seguirá viéndose los pies. Además, la cantidad de peces y corales que hay decoran el paisaje natural como si fuera un paraíso inexplorado.
Estas condiciones permiten realizar snorkeling a toda hora y en todo lugar y por suerte habíamos llevado una máscara que nos permitía realizarlo sin depender de nadie. De todas formas, para quienes quieran, en Sharm-el-Sheikh está lleno de lugares para alquilarse su equipo completo de snorkel.
Imaginen que toda la zona del Mar Rojo es perfecta para el buceo. En todos los lugares se promocionan excursiones y se ofrece realizar buceo en lugares super recomendados para la actividad.
Lo único malo fue que por la época del año el agua no estaba muy cálida y pasé mucho frío. Además, como es sólo de introducción, el tiempo de buceo es muy corto y me quedé con ganas de hacer más.
La primer parte del tiempo estuve preocupado por realizar todo lo que me decían y por respirar tranquilo y recibir el oxígeno adecuado. Recién en la última parte pude disfrutar mucho más y apreciar la gran variedad de vida natural que hay debajo de la superficie. Lo que más me gustó fue ver lo que para mí era una Raya y para ellos una Bluespotted Ribbontail Ray. La diferencia está en que la que vimos tiene unos puntos azules a lo largo de todo el cuerpo que la hace parecer mucho más llamativa que la raya común que yo conocía. Fue una experiencia que jamás olvidaré.