Cuando de contratar un safari se habla, no sólo se piensa en ver animales salvajes; sino que uno comienza a imaginar diferentes situaciones, recreando las mejores escenas de los documentales de National Geographic. Uno desde el vamos que quiere encontrar a los big 5 (así llaman al León, Búfalo, Leopardo, Rinoceronte y Elefante), ver a alguno de ellos en una situación poco usual para observar, ya sea peleando entre ellos por una hembra, o cazando algún animal para comer. Son todas situaciones que uno recrea en su mente la noche anterior… pero que no siempre ocurren.
Cuando nos levantamos ese día de Diciembre a las 5am con las intenciones de encontrar a los leones cazando, jamás imaginamos la situación que estábamos por vivir.
Los 6 con los que compartía el grupo de safari subimos a la 4×4 expectantes. Tras unos primeros momentos del día en donde no lográbamos avistar muchos animales, empezamos a encontrarnos en el camino con muchas otras camionetas; mientras, el chofer de la nuestra empezaba a utilizar cada vez más su radio para comunicarse. Lamentablemente para nosotros, sin saber de qué hablaba ya que lo hacía en su idioma de origen (el swahili).
En cierto momento logramos ver a la distancia muchas pero muchas 4×4 juntas, señal de que algún animal importante habían encontrado. La adrenalina crecía y a medida que nos acercamos nos fuimos dando cuenta de que era un león macho, con su melena al viento sentado en la savanna. Pero no, no era sólo un león, eran 2 leones machos juntos; algo un poco raro ya que suele ser un león macho por manada.
Pero la situación no terminaba allí: pocos segundos después de llegar a la zona y de apagar el motor de nuestra camioneta, vemos como uno de los leones se lanza rápidamente sobre una hiena moribunda que demostraba haber sido atacada con anterioridad por los leones. Realmente sorprendente e impactante con la ferocidad y brutalidad con la que el león mordía en el cuello a la hiena. No solo eso, sino que parecía estar jugando con ella al soltarla y volverla a atacar a los pocos minutos, sin terminar de matarla del todo. ¡Cuanta suerte!, pensamos todos. Es que por lo general quienes cazan la comida son las hembras y no los leones.
Luego de que toda nuestra atención dejara de estar 100% sobre el león y la hiena, pudimos levantar la vista y observar que a pocos metros se encontraban unas 10 hienas observando la situación. Está claro que los animales no hablan, pero su mirada y la situación lo decían todo: habían matado a una de ellas.
Tras habernos calmado por la emoción de la situación, nuestro chofer y guía empieza a contarnos un poco (y a aclararnos) lo que estábamos viendo. Lo que parecía ser una situación rara ya que eran dos leones machos juntos, cazando una hiena a la que no le daban muerte ni se la comían, tenía toda una explicación.
Lo primero que aprendimos es que los cazadores carnívoros no suelen cazar a otro carnívoro, ¿o cuando vimos a un león comiendo a una hiena o a un leopardo en un documental de National Geographic? Por lo general los que sufren los ataques son jirafas o animales más chicos como el impala. Lo que estaba ocurriendo ese día era nada más y nada menos que una cacería para demostrar quién es el más fuerte. Nuestro guía nos contó que probablemente los dos leones eran hermanos, y de que existe una especie de pacto entre ellos en la que salen a cazar juntos para demostrar su poderío. Y que más claro que lo que estábamos viendo: las hienas, quienes claramente son competencia por la comida de los leones, observando como matan a una de ellas. Si querían demostrar poderío y predominio de territorio, creo que lo habían logrado.
Durante una hora más la situación se repetía, los leones (mostrando total indiferencia para con los turistas que los estábamos observando) atacaban una y otra vez a la hiena que cada vez respiraba menos. Mientras, en el otro extremo, el grupo de hienas observaba alejándose cada vez más de la zona. Todos nos quedamos perplejos admirando la situación hasta que los leones, que parecían aburridos ya con lo que estaban realizando, se pararon y empezaron a caminar alejándose de nuestra posición hasta perderse en el horizonte.
Fue una situación increíble y seguramente difícil de olvidar; ver como el león mataba a la hiena sólo para demostrarle a las otras hienas su poderío, enviándoles un mensaje claro: yo soy el que manda. Todo eso ocurría frente a una jauría de hienas, tan espectadoras como nosotros mismos.
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